miércoles, 27 de octubre de 2010

La educacion prepara para la vida

¿LA EDUCACIÓN PREPARA PARA LA VIDA?
12 Abr 2009 | Por gerardo-salvador | # Enlace permanente


Surge una pregunta: La educación tal como se practica en nuestras sociedades ¿brinda mapas y equipo adecuados para el camino de la vida?
Hay algunas respuestas que pude encontrar:
Lo que llamamos educación funciona como si nos enviara a una expedición polar, provistos con ropa de verano y mapas de los lagos de Italia [1]. Nos da una orientación errónea para la vida [2]. Se desentiende de nuestros potenciales y a la vez nos depotencia. Nos oculta el papel que la sexualidad desempeña en nuestra vida y no nos prepara para las agresiones [3]. Tampoco nos capacita para andar por playas, bosques, desiertos, llanuras [4] o ciudades…Nuestro mundo emocional pareciera serle bastante ajeno, siendo que cada día nos encontramos con un mundo social cada vez mas complejo. Si esto es así ¿qué podemos hacer para mejorar la situación?
El tema queda abierto...Los lectores pueden proponer otras miradas...

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1] El texto se basa en Freud: Nota en Malestar en la Cultura, 1930.
[2] Id.
[3] Id. «La educación no prepara a los jóvenes para las agresiones de las que sin duda serán objeto. En esta introducción de los jóvenes a la vida tan erróneamente orientada desde el punto de vista psicológico, la educación se comporta como si enviara a la gente a una expedición polar con ropa de verano y mapas de los lagos de Italia.»
[4] Bateson, Gregory; Espíritu y Naturaleza.

Para ampliar: Mercè Altimir, El conflicto adolescente en el aula. http://www.aperturapsicoanalisis.com/maadolescente.htm

lunes, 25 de octubre de 2010

Pinto los personajes de mi tierra

Cesáreo Bernaldo de Quirós


Cesáreo Bernaldo de Quirós.
Archivo:El carnicero.jpg
Don Juan Sandoval (El patrón) (Serie "Los Gauchos"), c. 1926.
Cesáreo Bernaldo de Quirós (Gualeguay, 27 de mayo de 1879 - 29 de mayo de 1969) fue un pintor y artista argentino.
Vida y obra
Desde muy joven se inició en la pintura. A la edad de 13 años ingresa al taller del valenciano Nicolau Cotanda y tres años más tarde ingresa en la Academia de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes bajo la tutela de los maestros Ángel della Valle y Reynaldo Giudici.
Luego de recibir el Premio Roma, es becado por el gobierno nacional y viaja a Italia contando con apenas veinte años. Allí se perfecciona y recibe incluso una mención en la Bienal de Venecia con una obra de grandes dimensiones en 1901. En 1905 viaja a España vinculándose con Zuloaga y Sorolla, haciéndolo más tarde a París, Florencia y Cerdeña.
Archivo:El carnicero2.jpg
El carnicero (Serie "Los gauchos"), 1926.
Regresa a su país en 1906. Integra el grupo Nexus y obtiene el Gran Premio y Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Arte del Centenario en 1910. La gran muestra del Centenario fue consagratoria para Quirós, una sala completa fue dedicada a sus pinturas.
Viaja nuevamente a Europa y se establece durante cinco años regresando posteriormente para radicarse en su ciudad natal (1916-1927), en donde produce una obra nítidamente gauchesca sin precedentes en las artes figurativas de Argentina. Se trata de una serie de pinturas a las que llamó "Los Gauchos" y en las que reflejó el espíritu, la historia, las costumbres y los personajes de su tierra. Estas obras fueron exhibidas Buenos Aires en 1928 y luego recorrieeron con gran éxito España, Alemania, Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. La gira se prolongó hasta 1936, año en que Quirós regresó definitivamente al país.
Fue profesor en la Escuela Nacional de Artes Decorativas y presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.
En 1942 adquiere una gran extensión de tierra sobre las barrancas del río Paraná, cerca de la ciudad homónima, creando un museo con una vasta colección de armas, muebles, adornos y objetos de gran valor artístico.
Obtuvo numerosas distinciones en el país y en el exterior, siendo su obra especialmente valorada por coleccionistas nacionales y extranjeros.
Falleció en Vicente López el 29 de mayo de 1968

Fuentes
• http://www.arteargentino.com/dic/b/bernaldodeq1.htm
• http://www.galarroyo.com/nuevo/trastienda/quiros.htm
• http://www.mnba.org.ar/
http://es.wikipedia.org/wiki/Ces%C3%A1reo_Bernaldo_de_Quir%C3%B3s

domingo, 10 de octubre de 2010

El maestro de los puntos coloridos: Georges Pierre Seurat


Georges Pierre Seurat (1859-1891).



por Milko A. García Torres
Recopilación de la colección "Grandes pintores del siglo XX",
Ed. Globus Comunicación S.A. y Ediciones Polígrafa S.A.




Seurat nace en París en el seno de una familia modesta, pero desahogada económicamente, lo que le permitirá mantener durante toda su vida una inusual posición de independencia respecto a los imperativos del mercado artístico y perseverar en una obra radical, que apenas encontrana compradores.
Tras asistir a la escuela municipal de dibujo, con 18 años es admitido en la Escuela de Bellas Artes y se inscribe como alumno en el estudio de Henri Lehmann, un discípulo de Ingres. Estudiante poco brillante, sus abundantes lecturas le permiten escapar de un ambiente de mediocre academicismo. En esta época descubre las teorías científicas de los colores de Eugéne Chevreul y de Ogden Nicholas Rood, estudia con detenimiento el Tratado de pintura de Leonardo da Vinci y se interesa por las investigaciones de Maxwell sobre la naturaleza física de la luz.

La huella del realismo

En 1881, con el fin de sintetizar las enseñanzas de Rood y Chevreul, dibuja un diagrama/disco en el que reúne todos los colores del arco iris, de forma que con una rápida mirada pudiera identificarse el complementario de cualquier color. En este momento aparecen ya los temas que serán constantes en su producción: el paisaje y la vida popular. En sus primeras obras, cuadritos de pequeño tamaño pintados al aire libre, que el artista llamaba croquetons (de croquer, esbozar), se refleja su admiración por la pintura realista de Courbet y Millet, especialmente en la elección de escenas de campesinos y trabajadores en el campo.

El Divisionismo.

El primer intento por aplicar sus investigaciones teóricas es también su primera obra maestra, Un baño en Asnieres, comenzada en la primavera de 1883. Esta pintura de grandes dimensiones refleja ya el método de su trabajo, radicalmente distinto al de los impresionistas. Frente a la inmediatez de éstos, Seurat preparó minuciosamente su obra, realizando diez dibujos y catorce estudios al óleo sobre pequeñas tablas. La pintura no es admitida por el jurado del Salón oficial de 1884, por lo que Seurat la presenta en la primera exposición del recién creado grupo de los Independientes, compuesto por otros artistas que habían visto su obra rechazada. Pese a su poco favorable ubicación -por su tamaño estaba colgado en la cantina-, el cuadro despierta la admiración de críticos como Roger Marx o Félix Fénéon, quien más tarde acuñaría el término de neoimpresionismo para definir el movimiento y, especialmente, la de un joven pintor, Paul Signac, que habría de convertirse en el fiel compañero de Seurat. En verano de ese mismo año inicia la que será su obra más importante, Un domingo por la tarde en la Grande Jatte, donde, aconsejado por Signac, prescinde de los tonos terrosos e incorpora una gama de colores muy viva, al modo de los impresionistas.La ejecución de este inmenso cuadro es extremadamente laboriosa y combina estudios del natural, realizados con rápidas pinceladas, con sesiones en el estudio.
Terminada esta obra, pasa el verano de 1885 en Grandcamp, pequeño puerto de la costa normanda donde pinta marinas con una aplicación más rigurosa de los principios del divisionismo, empleando por vez primera la técnica de pequeños puntos de color, que sería el origen del término puntillismo. En esta línea, ya de regreso a París, retocará sistemáticamente alguna de sus obras anteriores.


Consolidación
Los años siguientes son de propagación del movimiento divisionista, gracias a la asimilación de sus principios por un personaje tan notable como Carnille Pissarro, uno de los patriarcas del impresionismo, así como ala decidida labor de divulgación emprendida por Signac; una actividad que casi nunca contaría con el apoyo de Seurat, quien temía ver su obra imitada si, sus secretos se desvelaban. En 1886 participa con La Grande Jatte en la octava y última exposición de los impresionistas, donde las obras divisionistas despiertan la burla de los sectores tradicionales, pero suscitan el interés de un buen número de artistas jóvenes. Entre ellos se encuentra un grupo de pintores y músicos belgas, reunidos bajo el nombre de los XX, que invitaron a Seurat a su exposición del año siguiente. La presentación en Bruselas de La Grande Jatte generó una encendida polémica y confirmó al pintor como líder indiscutido del grupo.
De regreso en París, Seurat inicia una nueva obra, Las modelos, en la que aplica de forma más estricta los principios del divisionismo, reduciendo aún más el tamaño de los puntos de color. Esta técnica, que había merecido el apelativo poco amable de puntillista, comenzaba a irritar no sólo al público, que todavia no había asimilado las innovaciones impresionistas, sino a los propios seguidores de Seurat; en concreto, Signac apuntaba los riesgos de una ejecución que desviara la atención del espectador y se erigiera en protagonista de la obra.

El color y la línea

Cuando aún no ha concluido Las modelos, el artista se propone aplicar de forma más rigurosa las ideas del matemático Charles Henry -a quien había conocido en la última exposición de los impresionistas- sobre las correspondencias simbólicas y emocionales de las líneas y sus direcciones. El resultado es La parada del circo, un cuadro que Seurat presentará en el cuarto Salón de los Independientes con gran éxito y que explicaba así: "Las Panateneas de Fidias eran una procesión. Yo quiero mostrar a los modernos moviéndose como en los frisos, reducidos a sus elementos esenciales, colocarlos en cuadros combinados según armonías de colores por medio de la dirección de los matices y según armonías de líneas mediante su orientación, disponiendo línea y color en mutua relación". El carácter estático de este cuadro contrasta con la alegría dinámica de sus dos últimas obras maestras, Le Chahut y El circo, cuya estilización decorativa se halla próxima al Art-Nouveau. Seurat vive sus últimos años en un ambiente de creciente aislamiento; los continuos recelos a explicar sus teorías por miedo a ser copiado, su carácter altivo, harán que el resto de los divisionistas mantenga con él una relación distante, salpicada de malentendidos. No obstante, siempre conservarían hacia el que consideraban su maestro una actitud de respeto y admiración. Su temprana muerte, cuando aún no había cumplido treinta y dos años, habría de suponer un duro golpe para todos ellos.

http://www.imageandart.com/tutoriales/biografias/seurat/seurat.html