sábado, 10 de julio de 2010

El arte y el olor de la madera

El olor a lápiz
http://www.perfil.com/contenidos/2010/07/09/noticia_0033.html

Por Angélica Gorodischer
De modo que con lápiz, porque así se puede borrar tranquilamente. Además el lápiz es amigable. Es blando (le aconsejo un 6B), dócil, y tiene ese olor a madera, sobre todo cuando usted le saca punta, que es conmovedor. Olor en primer lugar a escuela, en segundo lugar a árbol, en tercero a bosque y así, sucesivamente, hasta (casi) el infinito. Creo que no exagero si le digo que el olor a lápiz es un olor cósmico. Y lo es. Lo es porque es un olor fundamental, como el olor a tierra mojada, a mar, a hoguera. Elemental además de fundamental, y no pido disculpas por la aliteración, porque me encanta. La aliteración me gusta tanto como el anacronismo. Usted dirá que a quién le importa lo que a mí me gusta, y tendrá razón, pero una no puede desligarse del todo de lo que escribe, sea una novela sea un artículo y hasta la lista del supermercado. Y sigamos con el olor a lápiz. Madera, ése es el secreto. ¿Hay un material más noble que la madera? Ahí hay un terrible dilema, porque al mismo tiempo, se me parte el corazón cuando talan un árbol y me quiero morir cuando talan bosques para sembrar soja, para hacer papel o para lo que sea, y firmo todo lo que me ponen bajo los ojos pidiendo por bosques y por selvas. Pero subsiste eso, el olor a lápiz. Entre los sentidos, el del olfato sea más abarcativo que el del oído. Lápiz, madera, bosque, mundo, “el nombre del mundo es bosque” como dijo Ursula Le Guin. Cómo no va a ser cósmico el olor a lápiz, si nos lleva a pensar en nuestro mundo, girando ahí, en el misterioso universo, azul, de oro, verde y con olor a madera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario